martes, 1 de octubre de 2013

Me pitan los oídos como si la esperanza hablara de mí.



Y, a  golpe de emociones, ordenar un acertijo de palabras para construir un puente hacia mis sueños. Esculpiendo un nuevo boceto de lo que quiero ser, me sorprendo pensando en olvidar. Destripo una página en blanco y empiezo a comprender que el laberinto de inquietudes conduce a una actitud. Asumir el compromiso que tengo conmigo mismo, con mi felicidad, con el segundo que conduce a otro mientras me duermo plácidamente bajo el árbol que arropa la brisa de lo que me queda por vivir. Harto de oscurecer el espejo, y harto de los que buscan que lo oscurezca, acariciaré mi sombra. Arrebataré mi futuro a aquellos que buscan encadenarme a sus ansias de poder. Soy mi casa, y pienso tenerla llena de luz, limpia y acogedora, como si estuviera esperando tu visita, esperanza.


domingo, 29 de septiembre de 2013

La Huida II



El tiempo apremia, no trabaja en vano, viene persiguiéndote, con un chuchillo en mano. Es el momento de dar un giro a mi vida. Pero nunca encuentro el momento. La intolerancia sólo lleva al desprecio. Cada persona es su propio punto de referencia. Es momento de huir. Huir de esta ratonera. Escapar a la libertad.  Suenan campanas, no preguntes por quién. Esto es un caos, tengo la casa llena de material informático obsoleto que va a ir al Punt verd, yo no pensaba que tuviera tanta mierda. La historia da un giro inesperado. El día que supe cual era la realidad. Contradigo a mis principios constantemente. Soy mi peor enemigo. Es momento de huir. Escapar para siempre. Cómo si por el mundo que conociera no volviera a saber de mí en toda su vida. Es como morir una temporada. Así escapo yo, escribiendo. Sé que es una salida fácil, y sé que parece sin utilidad. Pero es mi salida.


martes, 24 de septiembre de 2013

La coartada. (Tempus Fugit).



Alguien ha detenido el metrónomo y el tiempo con él, en mitad de mi doble salto mortal. Quiero ser lo más impreciso que pueda para poder evadirme por las dudas que voy sembrando. Desangelado, pasto del espacio vacío que dejó mi sombra cuando cogió sus cosas y  desapareció una sucia noche de Septiembre. “Tempus Fugit”, encontré garabateado sobre el mantel de la última cena junto un montón de platos por fregar, una vida gastada de tanto reinventar, un espejo sobre el que patinar, y palabras con las que perder el hilo. Unos pasos incandescentes se alejan por el pasillo de mis sueños. No volver, esa es mi coartada.

sábado, 21 de septiembre de 2013

Herido de muerte.



La realidad avanza inexorablemente insana sin rumbo fijo, pero hacia un único destino. Alguien se está confundiendo aquí, y me temo que no soy yo. Jugando a perder, aún se atreve a sonreír, cuando reparte cartas a la soledad. EL 50 % de mis recuerdos son falsos, y probablemente los tuyos también. El pasado es blando, lo podemos deformar, el presente es duro como el asfalto desde un quinto piso, el futuro es como un vapor que nos mantiene vivos, carente de peso, de momento. Yo soy el ego de dios, tú eres el inconsciente. No soporto la falsedad, es una situación que no puedo controlar. Luchar por dar sentido a la palabra confianza, inútil constructor que me hace levantar a las seis cada día. Con la verdad en la punta de la lengua, aquí estoy. Me gustaría poder explicarme.


domingo, 8 de septiembre de 2013

Las noches de luna llena.



El nudo se enredaba cada vez más. Y en una ambigüedad obscena ante dios me debato. No es adecuado que escriba hoy, sé que mañana me arrepentiré, o ¿no?  Me peleo con un entorno asfixiante mientras me adapto a la nueva atmosfera. El tiempo pasó al olvido y el olvido a la muerte. El pretexto ideal para cruzar el rio las noches de luna llena. La lucha continua en cada uno.  Cada vez la apuesta es más alta y cada vez el vértice está más cerca. Enterrar la tristeza con montones de excusas. Seco tu lágrima las noches que no crees en nada. Eres la ola chocando contra la roca. Voy a buscar el olvido. Hasta mañana, espero no arrepentirme.


lunes, 26 de agosto de 2013

Funámbulo del horizonte.



Tintes dramáticos para maquillar al muerto. Con un áspero silencio como telón dibuja una sonrisa forzada. Una tramoya oxidada y gastada con la que levantarse del suelo. Cumplir con el papel que nos atrapó en este mísero teatro. Funámbulo de la línea del horizonte aspira a algo más. No deja espacio para la duda entre copa y copa, persiguiendo a ese maldito comecocos. Juegos de manos en los lavabos, se le traba la lengua cuando quiere decir tu nombre. Las secuencias que salvaron del incendio de su alma sirvieron como recuerdos. Azorado por el consentimiento y sus consecuencias friega los platos de la última cena. Pasos torpes que lo alejan de aquí, siempre de aquí. Y a veces se sienta a escribir a esperar que pase la tormenta.